Murcia, 13 de abril de 2024
A Marcos Gómez,
Hace tiempo que quería escribirte. Tanto tiempo que ahora solo puedo recordarte.
Aprovecho ahora que he tenido la oportunidad de dirigirme a ese profesor que me marcó para escribirte unas palabras de agradecimiento por todo lo que aprendí y sobre todo, por tratarme siempre como a una igual. Y es que mi vida cambió, en parte, gracias a tu paso por ella, dejando una huella imborrable en mi memoria.
Quiero que sepas que todos tus esfuerzos no fueron suficientes para evadirme de la idea de ser docente, que finalmente voy a dedicarme a ello y que en este camino he echado en falta: tus consejos, tus esfuerzos para que [no] siga adelante, tu ayuda y tu paciencia; justo ahora cuando más lo necesitaba.
Al enterarme de tu pérdida me dio un vuelco el corazón, pero me dejas en herencia un maestro al que recordar, un camino que seguir, esa actitud comprometida y reivindicativa (de vida y de profesión), y hasta una rúbrica con la que firmar. Tanto tiempo posponiendo un encuentro… No sabes cuánto lo lamento. Siempre te recordaré con gratitud.
No sé dónde estarás ahora, pero allá donde estés nunca recibirás esta carta. Aún así, hoy quiero agradecer el tiempo, el esfuerzo, la humildad y la timidez que pocas personas apreciaron. Y aunque espero que lo sepas, me quedé sin decirte que eres para mi un ejemplo a seguir.
Desde esta distancia cercana,
te envío un fuerte abrazo.
JMR